Gracias a su apoyo, esta iniciativa sigue su curso legislativo, y damos un paso más hacia el reconocimiento real del campesinado en nuestro país.
Este proyecto no es simbólico: es una herramienta concreta para que, en un futuro cercano, todas las instituciones del Estado trabajen con una sola definición, y así se garanticen mejores condiciones de vida para los campesinos y campesinas de Colombia.
Confío en que, con el trabajo conjunto y la voluntad política, este proyecto se convertirá en ley de la República.
Y cuando eso pase, el campo colombiano lo va a sentir: en salud, en educación, en vivienda, en acceso a proyectos productivos, en dignidad.
¡Seguimos adelante con compromiso y esperanza!